ΚΥΡΙΑΚΗ ΤΟΥ ΠΑΣΧΑ (Η ΑΝΑΣΤΑΣΙΣ ΤΟΥ ΚΥΡΙΟΥ)
DOMINGO DE PASCUA LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
῾Δεῦτε λάβετε φῶς… Venid a tomar la luz…᾽
La noche del Sábado Santo, el sacerdote un poquito antes de empezar la celebración sobre “el Cristo ha resucitado”, sale de la Bella Entrada con una vela encendida del candil imborrable, para llamar en voz alta al laós=pueblo: “Venid y tomad luz de la luz sin crepúsculo (increada) …” Es decir, no podemos entender la Resurrección de Cristo y por supuesto tampoco participar en ella, si antes no tomamos la luz sin crepúsculo. Ciertamente esta luz no es la luz material de la vela. La luz material es un símbolo de la otra luz, de la luz increada de Dios, que amaneció y amanece en la tumba vacía del Dios resucitado. Es exactamente la luz (increada) de la resurrección del Señor que ha inundado los universos, tal y como pregona el himno de la pascua: “¡Ahora todo se ha colmado de luz, en el cielo, en la tierra y en los infierno!Estamos llamados, pues, de nuestra Iglesia a tomar esta luz y hacernos sus partícipes, que quiere decir: la Iglesia tiene luz, en cambio nosotros nos encontramos en estado de oscuridad o en necesidad de aumentar la luz. La Iglesia tiene luz, porque es el cuerpo de Cristo y el Cristo como cabeza de la Iglesia y la luz increada del mundo –“yo soy la luz del mundo” (Jn 8,12) –transmite también esta luz a Su cuerpo.
El hombre por otro lado por sí solo se encuentra en estado de oscuridad, a causa del pecado que es oscuridad. Luz recibe con su relación con Cristo. Y si todos los hombres tienen alguna luz de Cristo como creaciones Suyas – el Cristo es “la luz (increada) que ilumina a cada hombre que viene al mundo” (Jn 1,9)- mucho más, pues esta luz la adquieren y la tienen Sus discípulos, los bautizados en Su nombre, los cuales se han relacionado con Aquel y se convirtieron miembros Suyos, templos de Su Santo Espíritu. Los Cristianos pues por excelencia se convierten en luz. No a causa de sus propias fuerzas, sino con la potencia del Señor Jesús Cristo. Los Cristianos entienden muy bien que la luz no es propia de ellos: son iluminados de la luz (increada) de Cristo.
Así se diferencian del hombre secularizado, mundanizado, quien cree que lo que tiene es suyo y por eso presume. Para el cristiano vale siempre el logos del apóstol Pablo: “¿qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?“ (1ªCor 4,7). Desde este aspecto el cristiano está iluminado a la medida que es humilde. El sentimiento, sensación y concienciación de que todo es donación de Cristo, le conduce en la plena concienciación de sus restringidos fines creados. El fiel conoce que sin Cristo no es nada (Jn 15,5). Oscuridad y pobreza. La luz (increada) de Cristo en su interior, le detiene con temor y por eso lucha para rendir alabanza constante a Dios. “A ti se debe la doxa=gloria, alabanza, Señor Dios nuestro…” es el continuo logos del Cristiano que vive dentro de la luz increada de Cristo.
Esta luz de Cristo, luz increada de vida eterna que destruye la corrupción y anula la muerte, o de otra manera Su jaris y doxa increada ilumina especialmente el corazón del hombre, “el escondido hombre del corazón” según el Apóstol Pedro (1ªPed 3,4). Porque allí se encuentra el centro de la existencia psicosomática del hombre. Pero de allí también pasa en toda su existencia, incluso en su cuerpo. Las reliquias de los santos, el perfume y la mirra de ellas constituyen las señales de la presencia de la luz increada de Dios en el hombre entero y no exclusivamente en su psique. La lucha de san Gregorio Palamás y los sínodos del siglo 14º han ratificado de manera inequívoca la realidad anterior. Cuerpo y psique están expuestos en las santificantes y sanadoras energías increadas de la luz increada de nuestro Dios Trinitario.
Por supuesto que para ver y sentir esta luz y jaris increada en la psique y en el cuerpo del hombre, es necesaria su catarsis (sanación) de la psique. Los pazos y las maldades son los impedimentos para el recibimiento de la luz increada de Dios. Sin la eliminación de ellos, que significa que sin la lucha para el metabolismo, transformación de los malos pazos en pazos-pasiones divinos, es decir, transformación del egoísmo en agapi (amor desinteresado) no hay luz increada. Si por casualidad querrá participar de las energías increadas iluminantes de Dios sin el ejercicio de la catarsis, entonces sentirá a Dios “como fuego consumador” que le estará quemando como un infierno terrible y tremendo.
En el cánon de la resurrección san Juan el Damasceno señala esta realidad mística. “Limpiemos, sanemos nuestros sentidos y emociones para contemplar como resplandece con rayos la luz increada de la resurrección de Cristo”. La Resurrección, pues, de Cristo constituye también resurrección del hombre en el sentido de la participación a esta luz increada del resucitado Cristo. No se trata de una expectación exterior y superficial. Hablamos de unión del creyente con el mismo Dios suyo. Por supuesto del camino desde la perspectiva de su creación: ¡convertirse y hacerse “como imagen de Cristo”! San Gregorio de Nicea nos dice: “El Señor no ha bendecido, bienaventurado a aquel que sabe algo sobre el Dios, sino a aquel que en su interior tiene a Dios”. Desde esta perspectiva el cristiano que lucha vivir con agapi en su vida festeja esta resurrección de triunfo contra “el enemigo esjato-extremo del hombre, la muerte” (1ªCor 15,26): “Día de la resurrección… y unidos entre nosotros regocijémonos… Perdonad a todos por la resurrección y todos clamemos: !!!Cristo ha resucitado de los muertos…”!!!
῾᾽Αναστάσεως ἡμέρα…καί ἀλλήλους περιπτυξώμεθα……Συγχωρήσωμεν πάντα τῇ ἀναστάσει καί οὕτω βοήσωμεν: Χριστός ἀνέστη ἐκ νεκρῶν…᾽!!!
παπα Γιώργης Δορμπαράκης ΑΚΟΛΟΥΘΕΙΝ Padre Jorge Dorbarakis
Traducido por: χΧ jJ http://logosortodoxo.wordpress.com/ (En español)